Fuego en Bucalemu

cabezaEste mes de vacaciones hemos estado principalmente en el campo de mis padres, en Bucalemu, que junto a muchos otros pueblos de Chile han quedado quemados luego de la ráfaga de incendios que ha azotado nuestro país. Lo he fotografiado numerosas veces, en diferentes estaciones del año, pero este verano en que todo está en el suelo y las cenizas llenan los cerros me ha costado mucho recorrerlos y registrar la catástrofe. Todos los árboles quemados, y muchas ovejas también. Mientras camino encuentro esqueletos, huesos, muerte, árboles rotos y todo de un color rojizo que atrae y lastima.

bucalemu

Con los medios que tenemos, yo y muchos otros fotógrafos hemos tratado de hacer un llamado al cuidado de nuestra naturaleza, pero al parecer nadie quiere ver y sólo se interesan en ello cuando se ven directamente afectados, sin entender que  la educación es la primera fuente de prevención.

FUEGO

Como les contaba en un post anterior, a fines del 2015 estuve en el parque nacional Conguillío y la reserva China Muerta fotografiando con colodión húmedo. El resultado de estas imágenes fue la exposición Fuego, que forma parte de mi serie de elementos y que inauguré el pasado 14 de diciembre en Galería Ekho.

A mi pesar y debido a malos entendidos y el poco respeto con que la galería trata a sus artistas, mirando sólo el lado comercial y no humano de la colaboración, descolgué la exposición el martes 3 de enero de este año 2017, al parecer el fuego no sólo quemó la reserva si no también consumió relaciones. Una mala experiencia que no recomiendo.

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Exposición Fuego

De esto quedó una hermosa inauguración con la colaboración de la joven violinista Camila Taito que tocó dos piezas hermosas, y el registro de las pocas semanas que los ambrotipos estuvieron exhibidos, con unos marcos de acero inoxidable que una amiga diseñó y que trajo al siglo XXI la técnica de 1850.

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También me queda el libro Fuego, diseñado por Isabel Fernández, en lo que es nuestra tercera colaboración, y que me refleja en todos los sentidos.

fuego-libro

fuego

Suplemento VD, Diario El Mercurio sábado 7 de enero 2017

Hace una semana un nuevo incendio arrasó con el campo de mi infancia, aquel que está retratado en Jardín Negro (mi serie anterior). Afortunadamente la casa y el jardín que la rodea se libraron de las llamas, pero todo el rededor y muchas hectáreas de campo ardieron y quedaron destruidas por las llamas. Una ironía para mi, que luego de viajar tantos kilómetros a fotografiar una reserva quemada, ahora es un fuego tan cerca física y emocionalmente.
Fue un fin de año con penas y alegrías, que me dejaron un sabor amargo y una sensación extraña, que aún estoy digiriendo y estoy segura me enseñaron muchas cosas.
Ya pasé a mi siguiente proyecto.

Barcelona, Paris, Londres

En junio fuimos con Luis a Europa. Hace tiempo que teníamos ganas de viajar, y aprovechamos algunas exposiciones que vendrían y la Feria de Fotografía de Bièvres  para partir unas semanas al viejo continente.

Nuestra primera parada fue Barcelona, ya que tenía que entregar una exposición que se inaugura el próximo año en la Galería de Víctor Saavedra, y aunque estuvimos pocos días, pudimos ver una gran exposición de Bruce Davidson en la Fundación Mapfre. Cuando vi esas copias originales de época no más grandes de 30×40 cms. me dio envidia el oficio que este fotógrafo tiene, es un placer poder disfrutar la gama tonal que logra con cada una de sus ampliaciones, algo raro hoy en día, que en vez de acercarte para poder ver las copias, tienes que alejarte porque el tamaño y las impresiones de mala calidad no te lo permiten. A través de varias salas podías recorrer casi toda su obra, y al final un catálogo muy bien impreso que no llevamos porque ya tenemos la trilogía publicada por Steidl (y al final del viaje lo agradeceríamos porque volvimos con 10 kilos de sobre peso en libros). Debo reconocer el gran trabajo que fundaciones como Mapfre y La Caixa hacen por la fotografía. Antes de Davidson habían expuesto a Hiroshi Sugimoto, al parecer con la misma dedicación, y hace unos años atrás tuve el privilegio de ver en La Caixa en Madrid una gran exposición de Dick Avedon sobre el Oeste Americano, copias originales ampliadas a escala de más de 1 metro de alto, papel fibra pegado sobre planchas de aluminio. Podías acercarte lo que quisieras y no había vidrio que se interpusiera entre tu y estas impresionantes copias que flotaban en el espacio. Un deleite a la vista.

Luego viajamos a Paris, donde nos encontramos con mi hermana que no veía hace un tiempo, qué alegría poder reencontrarse con aquellos que quieres! y pesar de las inundaciones, numerosas huelgas (basureros, controladores aéreos, etc.) y el fútbol, pudimos ver y disfrutar numerosas exposiciones.

Sena en pleno

Sena en pleno

Mi hermana y yo

Mi hermana y yo

La primera que vimos fue la exposición Dans l´atelier en el Petit Palais, que mostraba los talleres de los artistas a través del tiempo. Me llamó la atención el taller de Francis Bacon en miniatura, cómo se preocuparon de crear hasta el más pequeño tubo de pintura, pincel y papel que había en el original (Será también mi admiración por este artista). Abría la exposición una fotografía del taller de los hermanos Starn, quienes me recuerdan mis fotos de árboles.

Starn Twins Studio

Starn Twins Studio

Es reconfortante ver la dedicación y cariño con que fue armada esta muestra, donde se aprecian horas de trabajo de parte de curadores y encargados para que cada sala y cada imagen tuviera un sentido y un espacio. Trajeron esculturas originales que posaban al lado de las fotografías, libros y ensayos. En el montaje se entiende que cada obra tiene justificación de estar ahí, sorprendiendo al espectador que entra a cada sala curioso y expectante por encontrar nuevos estímulos. Aunque el catálogo no puede dar cuenta de toda esta exposición, al menos a nosotros nos devuelve el recuerdo de lo que fue recorrer la muestra.

 

Estudio miniatura de Bacon

Estudio miniatura de Bacon

Luego fuimos a la Fundación Cartier-Bresson a ver la exposición de Francesca Woodman. Hermosas las copias, también pequeñas, personales e íntimas, algunas que no había visto antes y que siempre da gusto encontrar. Un video corto de ella trabajando y posando frente a la cámara, y un catálogo que trajimos para complementar los que ya tenemos. No me gustaron un par de impresiones grandes y mal hechas,  que nada tenían que ver con el espíritu de esta fotógrafa y el color rosa escogido para la muestra tampoco creo que haya sido acertado.

Nuestra siguiente visita fue al Musée Guimet, donde pudimos apreciar una GRAN muestra de Araki, tan extrovertida como él mismo, deben haber estado expuestas alrededor de 3.000 fotografías, si no fueron más, de cielo a piso, de muro a muro, con videos y todos los libros que ha publicado (serán 200??) después de dos horas de recorrerla quedamos exhaustos y agobiados con tantas imágenes, creo que era para volver una segunda vez a digerir toda la información entregada, pero no tuvimos tiempo. Me quedo con las imágenes de su mujer, Sentimental Journey, al comienzo de la exposición, hermosas, y el montaje que era impresionante, muy prolijo y bien hecho, con muros curvos, paneles de diapositivas y distintas tipografías y colores.

Tuvimos que esperar varios días a que inauguraran la muestra de Josef Sudek en el Jeu de Paume, la esperábamos con ansias, y no nos desilusionó. Una sala grande, las copias delicadas que daban cuenta de su trabajo a través de los años, la misma ventana en diferentes estaciones del año, sus imágenes panorámicas, sus figuras… emocionante. Otro catálogo que tuvimos que traer.

Para terminar el recorrido parisino descubrimos que Ralph Gibson había inaugurado una pequeña exposición en una galería desconocida, así es que tomamos una vez más el metro para llegar a un edificio, segundo piso, timbre. Nos abre el dueño de la galería, Thierry Bigaignon, quien nos cuenta que habían inaugurado el día anterior, y para nuestra sorpresa Ralph Gibson estaba en camino así es que podríamos conocerlo. Y así fue, unos minutos más tarde llegaba este caballero sin muchas ganas de conversar. Las 12 fotografías colgadas en los muros blancos titulada Vertical Horizon me recordaron un poco el trabajo que hizo sobre Francia, detalles con colores fuertes, pero alejados del fotógrafo que creó Lustrum Press. Sentimos mucho cuando nos dijo que la ampliadora que le había regalado Robert Frank la vendería a un coleccionista en vez de entregarla a otro fotógrafo que siguiera con la tradición como había pedido Frank cuando se la dio.

No pudimos dejar de tomar el tren para ir a Londres a ver la exposición de Paul Strand en el Victoria & Albert Museum. Gran exposición, no recuerdo cuántas salas eran pero por lo menos 4, donde podías recorrer toda su trayectoria, y donde por primera vez pude ver en perspectiva el trabajo de este gran maestro, y darme cuenta de los consecuente que fue toda su vida, luchando por la misma causa, sus viajes no fueron solo viajes, sino una manera de mostrar al mundo los marginales, aislados y la injusticia. Fue muy emocionante ver cómo todo su recorrido termina en el jardín de su casa. Nos tocó mucha lluvia, pero eso no nos impidió luego de tomar el metro e ir a la Tate Britain a ver la exposición Painting with Light, donde disfrutamos de las fotografías de Julia Margareth Cameron y cuadros de Wisner entre muchos otros, mientras entendías la influencia de la fotografía en la pintura.

Exposición Ralph Gibson

Exposición Ralph Gibson

Nos quedaron en el tintero la exposición de Seydou Keïta en el Grand Palais y la retrospectiva de Louis Stettner (Q.E.P.D.) en el Pompidou, hablamos con él el día antes de inaugurar, estaba inquieto pero amable, me alegro que haya visto en vida este reconocimiento a su trabajo.

He querido escribir sobre este viaje porque me doy cuenta de la importancia que ha adquirido la fotografía en Europa. Cuando vivimos en Bruselas entre el 2001 y el 2005 nunca hubo tantas exposiciones de fotografía juntas, y ni siquiera sumando todos esos años creo haber visto tantas buenas exposiciones en tan variados lugares.

De a Dos

Luis y yo

Luis y yo

Después de algunos meses de silencio pero de mucho trabajo vuelvo a escribir.

Este blog comenzó como una manera de poder mostrar mi trabajo, pero también a modo de diario de vida en cuanto  a mis experiencias con el colodión, mis aciertos y errores. Entre medio lo he ido mezclando sin pretensión alguna con opiniones, consejos y fotos, tal vez alguien puede sacar provecho de mis chascarros y no repetirlos.

El 2016 viene con exposiciones y libros, viajes y experimentos nuevos  que ya les iré contando. Por el momento comienza con alegría ya que por primera vez en casi 10 años hemos organizado una exposición juntos con Luis. Sin mucha preparación pero infinitas ganas, nos comprometimos a exponer en la Galería de Salustiano Casanova, exposición que inauguramos el pasado sábado y que se llama Al Externo. En un principio cuando nos invitaron a mostrar nuestro trabajo no teníamos claro qué mostrar. Luis nunca había hecho una exposición de naturaleza, y yo ya tenía comprometida otra expo de ambrotipos para fin de año en Ekho Gallery. Entonces en una conversación de desayuno con Luis, se nos vino a la cabeza mostrar naturaleza juntos, yo con mi trabajo de AguaTierra que nunca había expuesto (sólo publiqué el libro el 2012) y Luis con una selección de imágenes tomadas a lo largo de su carrera, con el conflicto como hilo conductor. Se imaginarán lo difícil que fue hacer la selección, son 50 años de oficio en que aunque no como protagonista, el paisaje ha estado presente.

AguaTierra forma parte de una serie realizada en el campo entre el 2008 y 2011 con mi Rolleiflex. Una serie muy personal que tiene que ver con la llegada de mi primera hija y la segunda. Para aquellas que somos madre, sabemos que en cuanto la guagua nace uno se transforma en una vaca lechera, las hormonas están a mil y la autoestima por el suelo ( o al menos eso es lo que yo sentía), pero nada de eso importa porque tienes en tus brazos a una criatura que es tuya, y que te necesita. Pero a pesar de toda esa felicidad, a veces se siente el agobio, la frustración, el sentir que ya no tienes vida, que no tienes tiempo de hacer tus cosas y que necesitas hacer algo. Ese algo para mi sucedió cuando a fines del 2007 Roberto Edwards me llamó para que hiciera las fotos del Hotel Valdivia, para un libro conmemorativo que iban a publicar. Entonces durante varios meses pude recorrer el hotel, fotografiar las diferentes piezas y de a poco comenzar a ser fotógrafa de nuevo, fue el empujón y el trabajo que necesité para salir afuera y atreverme a fotografiar. Luego de esto y Rollei en mano comencé a ver imágenes por todas partes, a fotografiar sin parar, como una manera de sacar de adentro todas esas emociones nuevas. Y así nació esta serie, que terminó un poco después de la llegada de mi segunda hija. Nunca había tenido oportunidad de mostrarla, a pesar que estaban todas ampliadas y listas para ser colgadas, y 5 años después esa oportunidad llegó, en esta exposición conjunta que siento nos refleja a cada uno.

Junto con la expo, hay un libro en el horno, entrando a imprenta en estos momentos que espero vea la luz en un par de semanas. Como dice Luis, las exposiciones terminan y el libro queda, es una manera de dejar constancia de esta colaboración, que podamos luego mirar con distancia y saber que fue real.

Libro Al externo

Libro Al externo

El trípode, ¿libertad o esclavitud?

Muchas veces he conversado con fotógrafos que no les gusta trabajar con trípode porque sienten que pierden libertad a la hora de fotografiar. En fotografía existen muchísimas opciones a la hora de sacar una foto, siendo una de ellas la cámara que vas a usar, la cual de alguna manera definirá si necesitas usar trípode o no. Pero esta desición tiene mucho que ver también con la personalidad del fotógrafo. Recuerdo que Louis Stettner, el mismo que me enseñó a retocar y que preparara una enorme retrospectiva en el Centro Pompidou para este año, estuvo en Chile un par de veces a comienzos del 2000, él iba a la Plaza de Armas de Santiago con una Hasselblad y FP4 a pulso para fotografiar gente al azar. Tenía 84 años. Lo imagino paseando, disparando sin parar. Hizo una serie hermosa, primeros planos de chilenos que Lom recogió en un libro llamado Chile en el corazón. Su personalidad no permitía estar anclado a un trípode, él necesitaba estar en movimiento, buscando a través del lente una manera de calmar su inquietud. Y luego tenemos a Josef Sudek, quien también tendrá una gran retrospectiva este año en el Jeu de Paume en París, y que a pesar de tener un sólo brazo se las arreglaba para salir a fotografiar con una cámara 8×10 y todo lo que sabemos eso conlleva. Si miramos estas dos personalidades basándonos en sus fotografías, puedo argumentar que la mirada de Stettner es más una mirada hacia el exterior, los acontecimientos son importantes, nos está contando una historia, así como en su momento nos las contaron otros fotógrafos post-guerra como Doisneau, Willy Ronis o Boubat. En cambio la de Sudek es más una mirada interior, más contemplativa. No estoy diciendo que una sea mejor que la otra, son simplemente diferentes maneras de mirar. Está en cada uno encontrar la herramienta que vaya más con su personalidad, su manera de aproximarnos a los objetos/sujetos.  En mi caso particular, siempre he usado trípode, desde mucho antes de trabajar con Colodión, incluso con 35mm, porque nunca ha sido tema para mi, si lo necesito lo uso, yo lo veo más como una posibilidad, un instrumento que me da libertad para poder sacar mejor provecho de la toma.

Louis Stettner

Louis Stettner

Josef Sudek

Josef Sudek

 

Exposición Jardin Negro ve la luz

El jueves pasado inauguré mi exposición de ambrotipos, Jardín Negro, acompañada de muchos amigos, familiares, alumnos, ex alumnos y gente que aprecio mucho. Fue un día especial y emocionante ya que las fotos en las que vengo trabajando estos últimos años finalmente vieron la luz. Estará abierta hasta el 30 de este mes y el 22/08  haré una visita guiada para aquellos que quieran recorrer la expo conmigo y hacerme preguntas.

También está disponible ahí mismo el libro/catálogo diseñado por mi amiga Isabel Fernández.

Y una última info sobre esto es que dado el interés provocado por la exposición y en general esta técnica, daré un taller de Colodión Húmedo a fin de este año, interesados me pueden escribir.

Exposición Jardín Negro. Ambrotipos

Corporación Cultural de Las Condes

Apoquindo 6570, metro Manquehue

Horario: martes a domingo de 10:30 a 19:00

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Libro Jardín Negro

García-Alix en su mundo

García Alix

Alberto García-Alix está por estos barrios, dando un workshop y el 28 de este mes una charla en Valparaíso. Si recorres la obra de este madrileño te darás cuenta que dentro de su rebeldía hay un hombre sensible y consecuente, que nos muestra no sólo el mundo de las drogas y los excesos, sino más bien su mundo. En sus palabras: «Todo lo que nos es íntimo es un autorretrato.» Con varios libros publicados, una página web muy completa: www.albertogarciaalix.com, García-Alix es un autor que habla de si mismo, siempre. Todas sus fotografías son autorretratos y en las entrevistas se puede apreciar su sinceridad a la hora de contar sus experiencias, no le importa el qué dirán, ni si sus respuestas son políticamente correctas, no busca la aprobación de nadie y eso para mi  no tiene precio. Cuando hablamos de fotógrafos autores sin duda él es uno de ellos.

En la historia de la fotografía existen muchos fotógrafos que se han hecho autorretratos, pero pocos que lo han hecho con tanta constancia. Ya vimos los autorretratos de Graciela Iturbide en la magnífica exposición que acaba de terminar en el GAM, está el libro de autorretratos de Vivian Maier, genial! luego tenemos a Maplethorpe con sus polaroids, Helmut Newton con humor y unos poquitos de Boubat, siempre correcto, John Coplans con sus desnudos, Sally Mann y sus mil caras, pero a mi parecer García-Alix se lleva el trofeo.

En la charla del martes habló de la importancia de la independecia de la mirada, «una forma de ver es una forma de ser = soy fotógrafo» en que tú decides el dónde y cómo mirar. Ídolo.

García-Alix y yo

García-Alix y yo

Mi Jardín Negro

Fernanda Larraín Estoy media floja para escribir, mi tiempo libre está consumido por la preparación de un libro y una exposición. Mi primera exposición de   ambrotipos.

Jardín Negro es un trabajo que me ha llevado 3 años durante los cuales he fotografiado la flora presente en la zona central de Chile, naturaleza de árboles centenarios y diversas plantas y flores en diferentes estaciones del año, algunos de los cuales han podido ver en posts anteriores.

Comencé en la fotografía con 35mm y 18 años. Mi primera cámara fue una nikon semi automática, luego tuve una minolta y finalmente una Leica (bueno, un par de leicas en realidad), pero rápidamente pasé al formato medio, mi Rolleiflex que traté como una hija. Fue una sincronía inmediata, amor a primera vista. La cuidé y mimé con todos los accesorios que se pudieran encontrar, la llevé conmigo a todos mis viajes, crecí y maduré con ella, me permitió encontrar fotos que no pensé existían, me dio libertad y permiso.

Luego vinieron los verdaderos hijos y varias cosas cambiaron, decidí que para seguir fotografiando debía dejar la película y comencé a investigar sobre los procesos anteriores a la industria fotográfica, llegué al colodión sobre vidrio y metal pero en Chile nadie lo enseñaba. Pasaron de esto 2 años hasta que María y Waldemaro Concha, un matrimonio mexicano de la escuela de Scully & Osterman dieron un taller en Santiago. Así aprendí lo básico para trabajar en Colodión húmedo.

Les cuento toda esta lata no porque quiera hablar de técnica, sino porque creo que lleva tiempo conocerse a uno mismo, saber quién eres como fotógrafo y qué quieres decir con el oficio que escogiste. Saco fotos hace 17 años y todavía sigo aprendiendo. Si todo fuera tan fácil y obvio que aburrida sería la vida ¿no?.

Todo este tiempo desde que empecé en fotografía todo lo que buscaba en mis imágenes era definición, contraste y perfección. Soy muy perfeccionista y sé que es uno de mis grandes defectos, pero debo admitir que desde que trabajo en esta serie, a golpes me di cuenta que no importa si las imágenes están perfectamente enfocadas, o impecables técnicamente, lo que importa es lo que hay detrás de ellas, no que yo sea muy profunda ni que mis fotos sean tan buenas, pero me hizo ver que son otras cosas las que realmente importan y que debo dejarme llevar para disfrutar el viaje. Dicho esto reconozco que hoy puedo aplicar lo aprendido a todos los aspectos de mi vida.

Es cierto que para poder expresar algo con mi oficio primero debo conocerlo bien. Son horas dedicadas a intentar dominarlo. Las cámaras, lentes y equipos son medios para expresar. Nunca me han interesado los fierros, sólo los compro cuando creo que me ayudarán a alcanzar un objetivo, prefiero los libros.

Hago fotografías porque me gusta la artesanía, la lentitud con la que debo aproximarme a las cosas, como gato en terreno desconocido.  Esta exposición se lleva parte de mi, lo cual es bueno y no tan bueno, bueno porque estoy siendo consecuente, pero al mismo tiempo me produce tristeza porque sé que esta etapa así como la conozco está llegando a su fin y a veces cuesta desprenderse.

Falso Colodión

Ayer leí un artículo en un sitio (no voy a poner la página web porque no me interesa hacerle publicidad) en que explicaban cómo producir una foto con «efecto colodión» a partir de una imagen digital. Mostraban el paso a paso desde la selección de la imagen hasta los efectos que se deben agregar  (más de 20 pasos entre ellos color, foco, rayas, manchas, etc.) para que la imagen final fuera «igual» a una hecha con la técnica del colodión húmedo creado por Scott Archer a mediados del 1800.

Este artículo me lleva a varias reflexiones, la primera es ¿para qué alguien va a querer tener una imagen de un falso colodión? ¿cuál es el fin? ¿cuál es la gracia? Si lo hermoso de una foto real hecha con esta técnica es apreciar la artesanía táctil de la imagen, esas dos dimensiones que a ratos parecen tres, ese tono plata que se deja ver entre el sujeto. Sólo puedo pensar que la persona que hace esto lo hace a partir de la ignorancia. La conclusión decía «…You can now create your own timeless photo without all the mess or smelly chemicals.» Ignorancia (y aquí me empieza a dar rabia) porque  lo más hermoso de esta técnica es sentir ese olor, saber que todo el esfuerzo invertido en una imagen valió la pena al tenerla al fin lista, barnizada (por lo demás el olor a lavanda me encanta!) y que nada se puede comparar a ella. Ignorancia porque pretender que esa imagen digital (por lo tanto vista en una pantalla o luego impresa en papel) tiene algo de parecido a una real imagen de colodión pone en evidencia que esa persona nunca ha tenido en sus manos una imagen así, o peor aún, no tiene sensibilidad alguna. Esta es mi opinión y entiendo que alguien piense distinto, pero lamentablemente no puedo coincidir.

Y luego  pienso… vivimos en un mundo en que la copia es aceptada y valorada. ¿Cuántas personas compran carteras Louis Vuitton falsas? Hace unos años esta empresa tuvo que demandar a Ebay porque el 80% de los productos que vendían de esta marca eran falsos. Lo peor de todo es que es un negocio, muy rentable. Este es el link del artículo de Harper’s Bazaar donde se extienden sobre esta idea: http://www.harpersbazaar.com/culture/features/a359/the-fight-against-fakes-0109/

Dejando de lado las carteras y volviendo a las imágenes, si buscan en http://www.quesabesde.com aparece un artículo donde evidencian que una galería en Nueva York descaradamente vende fotografías falsas. Su autor descarga imágenes de instagram que luego manipula, a veces les agrega texto y luego las firma y se las atribuye. ¿qué es esto? ¿dónde está la decencia? No lo puedo entender. Mi conclusión, IGNORANCIA o como dice el papá de un amigo y Georges Brassens, aquellos que lo hacen o lo compran son simples «imbeciles heureux».

Aquí una parodia:

http://phogotraphy.com/2015/09/05/how-to-wetplate-vine/

Graciela Iturbide en Chile

Cuando Graciela Iturbide entró a estudiar cine el año 1969, ya estaba casada y tenía hijos, fue un comienzo tardío. Dirigió dos películas y actuó en otra, y fue así como conoció a quien fuera su maestro, Manuel Alvarez Bravo, de entonces 67 años, quien daba clases en la escuela. Casi nadie asistía a estas clases, pero ella sintió un interés especial en la fotografía y comenzó a atenderlas, de eso pasó a ser su ayudante y a fin de este mes la veremos con una exposición retrospectiva que contará con más de 90 fotografías, desde el 27 de mayo hasta el 15 de julio en la Sala de Artes Visuales del GAM.

México ha tenido un gran impacto en la fotografía mundial, no sólo por sus magníficos fotógrafos (Juan Rulfo, Manuel Alvarez Bravo, Flor Garduño, Graciela Iturbide, Pedro Meyer, Pablo Ortiz Monasterio, por nombrar a algunos), sino porque el gobierno de México, que desde los años ’20 tiene Ministerio de Cultura, siempre se ha preocupado de sus artistas, mexicanos o extranjeros, a quienes a veces hasta les ha hecho encargos. Basta revisar las imágenes que capturaron Cartier-Bresson (quien expuso con Alvarez Bravo), Strand, Weston o Tina Modotti para darse cuenta de la importancia que ha tenido este país en el desarrollo de este arte.

Para entender un poco más a esta gran fotógrafa, les recomiendo leer la entrevista realizada por Fabienne Bradu que aparece en el libro Conversaciones con Fotógrafos, de la editorial La Fabrica.

Sin duda ésta y  la exposición que tendremos en Noviembre 2015 de Vivian Maier serán las exposiciones fotográficas más importantes de este año en Santiago. A no perdérselas!

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