De a Dos

Luis y yo

Luis y yo

Después de algunos meses de silencio pero de mucho trabajo vuelvo a escribir.

Este blog comenzó como una manera de poder mostrar mi trabajo, pero también a modo de diario de vida en cuanto  a mis experiencias con el colodión, mis aciertos y errores. Entre medio lo he ido mezclando sin pretensión alguna con opiniones, consejos y fotos, tal vez alguien puede sacar provecho de mis chascarros y no repetirlos.

El 2016 viene con exposiciones y libros, viajes y experimentos nuevos  que ya les iré contando. Por el momento comienza con alegría ya que por primera vez en casi 10 años hemos organizado una exposición juntos con Luis. Sin mucha preparación pero infinitas ganas, nos comprometimos a exponer en la Galería de Salustiano Casanova, exposición que inauguramos el pasado sábado y que se llama Al Externo. En un principio cuando nos invitaron a mostrar nuestro trabajo no teníamos claro qué mostrar. Luis nunca había hecho una exposición de naturaleza, y yo ya tenía comprometida otra expo de ambrotipos para fin de año en Ekho Gallery. Entonces en una conversación de desayuno con Luis, se nos vino a la cabeza mostrar naturaleza juntos, yo con mi trabajo de AguaTierra que nunca había expuesto (sólo publiqué el libro el 2012) y Luis con una selección de imágenes tomadas a lo largo de su carrera, con el conflicto como hilo conductor. Se imaginarán lo difícil que fue hacer la selección, son 50 años de oficio en que aunque no como protagonista, el paisaje ha estado presente.

AguaTierra forma parte de una serie realizada en el campo entre el 2008 y 2011 con mi Rolleiflex. Una serie muy personal que tiene que ver con la llegada de mi primera hija y la segunda. Para aquellas que somos madre, sabemos que en cuanto la guagua nace uno se transforma en una vaca lechera, las hormonas están a mil y la autoestima por el suelo ( o al menos eso es lo que yo sentía), pero nada de eso importa porque tienes en tus brazos a una criatura que es tuya, y que te necesita. Pero a pesar de toda esa felicidad, a veces se siente el agobio, la frustración, el sentir que ya no tienes vida, que no tienes tiempo de hacer tus cosas y que necesitas hacer algo. Ese algo para mi sucedió cuando a fines del 2007 Roberto Edwards me llamó para que hiciera las fotos del Hotel Valdivia, para un libro conmemorativo que iban a publicar. Entonces durante varios meses pude recorrer el hotel, fotografiar las diferentes piezas y de a poco comenzar a ser fotógrafa de nuevo, fue el empujón y el trabajo que necesité para salir afuera y atreverme a fotografiar. Luego de esto y Rollei en mano comencé a ver imágenes por todas partes, a fotografiar sin parar, como una manera de sacar de adentro todas esas emociones nuevas. Y así nació esta serie, que terminó un poco después de la llegada de mi segunda hija. Nunca había tenido oportunidad de mostrarla, a pesar que estaban todas ampliadas y listas para ser colgadas, y 5 años después esa oportunidad llegó, en esta exposición conjunta que siento nos refleja a cada uno.

Junto con la expo, hay un libro en el horno, entrando a imprenta en estos momentos que espero vea la luz en un par de semanas. Como dice Luis, las exposiciones terminan y el libro queda, es una manera de dejar constancia de esta colaboración, que podamos luego mirar con distancia y saber que fue real.

Libro Al externo

Libro Al externo

El Arte de Retocar

Instrumentos para retoque

Instrumentos para retoque

El año 2003 estando en Bruselas, fuimos con Luis por el día a Paris a encontrarnos con el fotógrafo Louis Stettner.

Entramos a su laboratorio, muy equipado y uno de los más sucios que he conocido!
Nos regaló cuatro fotografías, que antes de entregárnoslas comenzó a retocar con pincel. Yo le expliqué que no sabía hacerlo, pero que siempre había querido aprender y él amablemente se ofreció a enseñarme. Con mucha paciencia me explicó que el secreto del retoque es no darse cuenta que la imagen está retocada. Aunque si te acercas lo suficiente probablemente lo notes, se debe mirar la imagen con los brazos estirados, y a esa distancia no debe notarse. Luego me mostró los líquidos necesarios y el grosor del pincel, y me dijo que aunque algunos agregan agua, lo mejor es la saliva. Lentamente comenzó a «pintar» la fotografía y las manchas comenzaron desaparecer como por arte de magia.

 

stettner001

Louis Stettner

Me hice de todo lo necesario y desde entonces sigo retocando todas mis fotografías y las de Luis.
Estoy muy agradecida de Stettner, y trato también de enseñarlo a los alumnos, insistiendo que la paciencia y calma son imprescindibles para el éxito, junto a una buena iluminación y de ser posible una lupa.

Se debe retocar grano a grano, probando el tono hasta obtener el adecuado. Es casi un ejercicio zen que dependiendo de la experiencia y la suciedad en la foto puede llevar varias sesiones, pero relaja y tranquiliza.
Claro que hoy debe ser fácil entenderlo gracias al Photoshop, que hace prácticamente lo mismo con la imagen digital, la diferencia es que retocar con pincel y líquido un papel no tiene la menor cercanía a estar horas frente a la pantalla de un computador. La artesanía del retoque de papel tiene la magia de hacer cada copia única, retocada con mi mano, impregnada de mi fuerza y mi oficio.

Entonces, simplemente compra un pincel 000 y líquido para retoque Marshall’s (uno neutro, uno selenio o café y otro azul), entonces según el tipo de papel que estás usando pones en un plato un par de gotas de líquido neutro más una gota selenio o azúl. El resto es paciencia.

Un buen tip es dejar que un poco de tinta seque en el plato, así la siguiente vez obtendrás de manera más fácil el tono negro.

Imagen retocada

Imagen retocada

Imagen sin retocar

Imagen sin retocar